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Coronación de S.S. Juan XXIII






La Coronación papal es la ceremonia en la que un nuevo Papa es coronado con la Tiara como líder de la Iglesia Católica en la Tierra y soberano del Estado de Ciudad del Vaticano (antes de 1870, también de los Estados Pontificios).



La primera coronación papal recordada fue la de Celestino II en 1143. Ochocientos años más tarde, luego de su coronación en 1963, el Papa Pablo VI abandonó la práctica de usar la Tiara. Ninguno de sus sucesores ha elegido regresar a la práctica y no ha habido una coronación papal como tal

Ritual



Cuando un cónclave elige un nuevo Papa, el Pontífice asume todos los derechos y la autoridad del papado inmediatamente después de su aceptación de la elección; sin embargo, tradicionalmente nombran sus años de reinado a partir de la fecha de su coronación. Desde el pontificado de Juan XXIII, todos los cardenales deben ser obispos y por centurias los cardenales han elegido uno de ellos para ser Papa. Si un Papa recientemente elegido no es obispo, debe ser consagrado como tal.

De acuerdo a la tradición, el derecho de consagración pertenece al Decano del Colegio de Cardenales, en su ausencia al Subdecano y en la ausencia de ambos, al más antiguo Cardenal Obispo. Si el nuevo Papa ya es obispo, su elección es anunciada inmediatamente a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, a los que les da su bendición.



La entronización episcopal del Papa tiene lugar en su catedral, la Basílica de San Juan de Letrán, una ceremonia que estaba combinada con la coronación. Durante el papado de Aviñón, el Papa no podía ser entronizado en su catedral en Roma así que las coronaciones continuaron mientras que las entronizaciones debieron esperar un retorno a la Ciudad Eterna. Cuando regresó Gregorio XI, el Palacio de Letrán tenía necesidad de reparaciones, por lo que los papas hicieron del Vaticano su residencia y transfirieron las coronaciones a la Basílica de San Pedro. La Basílica de San Juan de Letrán sigue siendo la catedral de Roma y la entronización ocurre allí. Durante el período en que el Papa se declaró “prisionero en el Vaticano” (1870-1929), la entronización no tuvo lugar.





La Misa Solemne




La coronación se realizaba el primer domingo luego de la elección. Comenzaba con una solemne Misa Papal. Durante el canto de las Terceras, el pontífice se sentaba en su trono y todos los cardenales realizaban el “primer saludo de obediencia”, acercándose uno a uno para besar su mano. Luego arzobispos y obispos besaban su pie.



Acto seguido, el nuevo Papa era portado a través de la Basílica de San Pedro en la sedia gestatoria, bajo un baldaquín blanco, flanqueado a su izquierda y a su derecha por las flabellas papales (abanicos ceremoniales). En lugar de la tiara papal, usaba una mitra enjoyada (la mitra pretiosa episcopal). 

La procesión se detenía tres veces y un manojo de lino atado a un báculo dorado era quemado ante el Papa recién elegido, mientras el maestro de ceremonias declamaba: Pater Sancte, sic transit gloria mundi (Santo Padre, así pasa la gloria del mundo), como una advertencia simbólica a dejar de lado el materialismo y la vanidad. (en el video minuto 37:05)



Una vez frente al altar mayor, celebraría la Solemne Misa Papal con todo el ceremonial pontificio. Luego del Confiteor -conocido por su traducción al español "yo confieso" o "yo pecador”, donde se realiza el acto de confesión de los pecados-, el Papa se sentaba en su trono y los tres cardenales más antiguos, de mitra, se aproximaban a él; uno por vez ponían sus manos sobre el Santo Padre y rezaban la plegaria Super electum Pontificem (sobre el papa electo). Entonces el Cardenal decano colocaba el palio sobre sus hombros, diciendo:



Acepta el pallium, que representa la plenitud del oficio pontifical, para honor de Dios Todopoderoso, y la muy gloriosa Virgen María, Su Madre, y los Benditos Apóstoles Pedro y Pablo, y la Santa Iglesia Romana.



En los siglos XI y XII la immantatio, o concesión del mantum (una vestidura papal consistente en una larga capa roja sujeta con una elaborada hebilla), en el recién elegido Papa era considerado como especialmente simbólico de la investidura de la autoridad papal. Era conferido con las palabras: “Te invisto así con el papado romano, que domina sobre la ciudad y el mundo”.

Luego de la investidura (ya fuere con el pallium o el mantum) el papa recibía nuevamente la obediencia de cardenales, arzobispos y obispos mientras la Misa continuaba y se cantaba la Letanía de los Santos.



La Coronación





Luego de la Misa, el nuevo Papa era coronado con la tiara papal. Esto frecuentemente tenía lugar en el balcón de la Basílica de San Pedro, de frente a las multitudes reunidas en la Piazza. El Papa era sentado en un trono con las flabellas a cada lado; se le quitaba la mitra y el Cardenal decano le presentaba la tiara, con las palabras:



ACCIPE TIARAM TRIBVS CORONIS ORNATAM ET SCIAS TE ESSE PATREM PRINCIPVM, RECTOREM ORBIS IN TERRA, VICARIVM SALVATORIS NOSTRI IESV CHRISTI, CVI EST HONOR ET GLORIA IN SAECVLA SAECVLORVM (“Recibe la tiara adornada con tres coronas y sabe que tú eres el Padre de Príncipes y Reyes, Gobernador del Mundo, Vicario de nuestro Salvador Jesucristo sobre la tierra, a quien debemos honor y gloria por los siglos de los siglos”)



Entonces solemnemente colocaba la tiara sobre la cabeza del Sumo Pontífice y arreglaba las ínfulas (dos piezas de tela que parten de la parte trasera de la tiara) detrás de su cuello.



Luego, el Papa ya coronado pronunciaba la solemne bendición pontifical, Urbi et Orbi.



La Importancia de la Sotana


«De los miles que han abandonado el sacerdocio después del Concilio Vaticano II, prácticamente ninguno abandonó la sotana el día antes de irse: lo habían hecho ya mucho antes».


Hoy en día son pocas las ocasiones en que podemos admirar a un sacerdote vistiendo su sotana. El uso de la sotana, una tradición que se remonta a tiempos antiquísimos, ha sido olvidado y a veces hasta despreciado en la Iglesia posconciliar. Pero esto no quiere decir que la sotana perdió su utilidad sino que la indisciplina y el relajamiento de las costumbres entre el clero en general es una triste realidad.

La sotana fue instituida por la Iglesia a fines del siglo V con el propósito de darle a sus sacerdotes un modo de vestir serio, simple y austero. Recogiendo esta tradición, el Código de Derecho Canónico impone el hábito eclesiástico a todos los sacerdotes (canon 136).

Contra la enseñanza perenne de la Iglesia está la opinión de círculos enemigos de la Tradición que tratan de hacernos creer que el hábito no hace al monje, que el sacerdocio se lleva dentro, que el vestir es lo de menos y que lo mismo se es sacerdote con sotana que de paisano.

Sin embargo, la experiencia demuestra todo lo contrario, porque cuando hace más de 1.500 años la Iglesia decidió legislar sobre este asunto fue porque era y sigue siendo importante, ya que ella no se preocupa de niñerías. 


  
1º – La sotana es el recuerdo constante del sacerdote

Ciertamente que, una vez recibido el orden sacerdotal, no se olvida fácilmente. Pero nunca viene mal un recordatorio: algo visible, un símbolo constante, un despertador sin ruido, una señal o bandera. El que va de paisano es uno de tantos, el que va con sotana, no. Es un sacerdote y él es el primer persuadido. No puede permanecer neutral, el traje lo delata. O se hace un mártir o un traidor, si llega el caso. Lo que no puede es quedar en el anonimato, como un cualquiera. Y luego… ¡Tanto hablar de compromiso! No hay compromiso cuando exteriormente nada dice lo que se es. Cuando se desprecia el uniforme, se desprecia la categoría o clase que éste representa.



2º – La sotana facilita la presencia de lo sobrenatural en el mundo

No cabe duda que los símbolos nos rodean por todas partes: señales, banderas, insignias, uniformes… Uno de los que más influjo produce es el uniforme. Un policía, un guardián, no hace falta que actúe, detenga, ponga multas, etc. Su simple presencia influye en los demás: conforta, da seguridad, irrita o pone nervioso, según sean las intenciones y conducta de los ciudadanos.

Una sotana siempre suscita algo en los que nos rodean. Despierta el sentido de lo sobrenatural. No hace falta predicar, ni siquiera abrir los labios. Al que está a bien con Dios le da ánimo, al que tiene enredada la conciencia le avisa, al que vive apartado de Dios le produce remordimiento.

Las relaciones del alma con Dios no son exclusivas del templo. Mucha, muchísima gente no pisa la Iglesia. Para estas personas, ¿qué mejor forma de llevarles el mensaje de Cristo que dejándoles ver a un sacerdote consagrado vistiendo su sotana? Los fieles han levantando lamentaciones sobre la desacralización y sus devastadores efectos. Los modernistas claman contra el supuesto triunfalismo, se quitan los hábitos, rechazan la corona pontificia, las tradiciones de siempre y después se quejan de seminarios vacíos; de falta de vocaciones. Apagan el fuego y luego se quejan de frío. No hay que dudarlo: la desotanización lleva a la desacralización.
  


3º – La sotana es de gran utilidad para los fieles

El sacerdote lo es no sólo cuando está en el templo administrando los sacramentos, sino las veinticuatro horas del día. El sacerdocio no es una profesión, con un horario marcado: es una vida, una entrega total y sin reservas a Dios. El pueblo de Dios tiene derecho a que lo asista el sacerdote. Esto se les facilita si pueden reconocer al sacerdote de entre las demás personas, si éste lleva un signo externo. El que desea trabajar como sacerdote de Cristo debe poder ser identificado como tal para el beneficio de los fieles y el mejor desempeño de su misión.





4º – La sotana sirve para preservar de muchos peligros

¡A cuántas cosas se atreverán los clérigos y religiosos si no fuera por el hábito! Esta advertencia, que era sólo teórica cuando la escribía el ejemplar religioso P. Eduardo F. Regatillo, S. I., es demasiadas veces una terrible realidad.

Primero, fueron cosas de poco bulto: entrar en bares, sitios de recreo, alternar con seglares, pero poco a poco se ha ido cada vez a más.

Los modernistas quieren hacernos creer que la sotana es un obstáculo para que el mensaje de Cristo entre en el mundo. Pero al suprimirla, han desaparecido las credenciales y el mismo mensaje. De tal modo que ya algunos piensan que al primero que hay que salvar es al mismo sacerdote que se despojó de la sotana supuestamente para salvar a otros.

Hay que reconocer que la sotana fortalece la vocación y disminuye las ocasiones de pecar para el que la viste y los que lo rodean. De los miles que han abandonado el sacerdocio después del Concilio Vaticano II, prácticamente ninguno abandonó la sotana el día antes de irse: lo habían hecho ya mucho antes.





5º – La sotana supone una ayuda desinteresada a los demás

El pueblo cristiano ve en el sacerdote el hombre de Dios que no busca su bien particular sino el de sus feligreses. La gente abre de par en par las puertas del corazón para escuchar al padre que es común del pobre y del poderoso. Las puertas de las oficinas y de los despachos por altos que sean se abren ante las sotanas y los hábitos religiosos. ¿Quién le niega a una monjita el pan que pide para sus pobres o sus ancianitos? Todo esto viene tradicionalmente unido a unos hábitos. Este prestigio de la sotana se ha ido acumulando a base de tiempo, de sacrificios, de abnegación. Y ahora, ¿se desprenden de ella como si se tratara de un estorbo?



6º – La sotana impone la moderación en el vestir

La Iglesia preservó siempre a sus sacerdotes del vicio de aparentar más de lo que se es y de la ostentación dándoles un hábito sencillo en que no caben los lujos. La sotana es de una pieza (desde el cuello hasta los pies), de un color (negro) y de una forma (túnica). Los armiños y ornamentos ricos se dejan para el templo, pues esas distinciones no adornan a la persona sino al ministro de Dios para que dé realce a las ceremonias sagradas de la Iglesia.

Pero, vistiendo de paisano, le acosa al sacerdote la vanidad como a cualquier mortal: las marcas, calidades de telas, de tejidos, colores, etc. Ya no está todo tapado y justificado por el humilde sayal. Al ponerse al nivel del mundo, éste lo zarandeará, a merced de sus gustos y caprichos. Habrá de ir con la moda y su voz ya no se dejará oír como la del que clamaba en el desierto cubierto por el palio del profeta tejido con pelos de camello.



7º – La sotana es ejemplo de obediencia al espíritu y legislación de la Iglesia

Como uno que comparte el Santo Sacerdocio de Cristo, el sacerdote debe ser ejemplo de la humildad, la obediencia y la abnegación del Salvador. La sotana le ayuda a practicar la pobreza, la humildad en el vestuario, la obediencia a la disciplina de la Iglesia y el desprecio a las cosas del mundo. Vistiendo la sotana, difícilmente se olvidará el sacerdote de su papel importante y su misión sagrada o confundirá su traje y su vida con la del mundo.

Estas siete excelencias de la sotana podrán ser aumentadas con otras que le vengan a la mente a usted. Pero, sean las que sean, la sotana por siempre será el símbolo inconfundible del sacerdocio porque así la Iglesia, en su inmensa sabiduría, lo dispuso y ha dado maravillosos frutos a través de los siglos.

 
   
Nota:

Conviene recordar: Muchos sacerdotes y religiosos mártires han pagado con su sangre el odio a la fe y a la Iglesia desatado en las terribles persecuciones religiosas de los últimos siglos. Muchos fueron asesinados sencillamente por vestir la sotana. El sacerdote que viste su sotana es para todos un modelo de coherencia con los ideales que profesa, a la vez que honra el cargo que ocupa en la sociedad cristiana.

Si bien es cierto que el hábito no hace al monje, también es cierto que el monje viste hábito y lo viste con honor. ¿Qué podemos pensar del militar que desprecia su uniforme? ¡Lo mismo que del cura que desprecia su sotana!


 
- Código de Derecho Canónico (1983): Título III. De los ministros sagrados o clérigos 284 Los clérigos han de vestir un traje eclesiástico digno, según las normas dadas por la Conferencia Episcopal y las costumbres legítimas del lugar. 285. 1. Absténganse los clérigos por completo de todo aquello que desdiga de su estado, según las prescripciones del derecho particular. 2. Los clérigos han de evitar aquellas cosas que, aun no siendo indecorosas, son extrañas al estado clerical.

* Adaptado de un texto publicado en el Fondo Cultural Católico, Miami, Estados Unidos, en base a textos del P. Jaime Tovar Patrón

Otavianni vs Lienart

Avanzar hasta el minuto 3:36


Cardenal Lienart:  Los Obispos participan de dicha infalibilidad, no al lado del Papa sino en union con él, por que él es parte del Colegio, el Concilio es infalible y esta formado por la unión de los Obispos con el Papa

Cardenal Ottaviani:  Él (Papa) recibe única e individualmente el mandato de Nuestro Señor para ser la base, los cimientos de la Iglesia y para ser el Pastor Universal.




Conciliarismo vs Papado
o lo que es lo mismo
(Conferencias Episcopales vs Papado) 


 

Veamos los cuatro canónes de la constitución dogmática Pastor aeternus del Concilio Vaticano I

“(…) Si alguien, pues, dijere que el apóstol San Pedro no fue establecido por Cristo nuestro Señor jefe de todos los apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia de la tierra; o que no recibió directa e inmediatamente de Cristo un primado de jurisdicción verdadera y propiamente dicha, sino sólo un "primado de honor", sea anatema.

(…) Si alguno, pues, dijere que no es por institución del mismo Cristo-Señor, es decir, por derecho divino, el que San Pedro haya de tener perpetuos sucesores en el primado sobre la Iglesia universal; o que el Romano Pontífice no es el sucesor de San Pedro en este primado, sea anatema.

(…) Así, pues, si alguno dijere que el Romano Pontífice tiene tan sólo un cargo de inspección o de dirección, pero no una potestad plena y suprema de jurisdicción sobre la universal Iglesia, no sólo en aquellas cosas que pertenecen a la fe y costumbres, sino también en lo tocante a la disciplina y al gobierno de la Iglesia extendida por todo el mundo; o dijere que tiene la parte principal, pero no la plenitud de esa potestad suprema; o que su potestad no es ordinaria e inmediata, tanto en todas y cada una de las iglesias como en todos y cada uno de los pastores y fieles, sea anatema.

(…) Y si alguno tuviera la osadía, lo que Dios no permita, de contradecir a esta nuestra definión [del dogma de la infalibilidad papal], sea anatema.” 





   Dios se valio del Cisma de Occidente (Pisa, Roma, Avignon) para que el Concilio de Constanza tratara sobre la doctrina del Conciliarismo (¿como resolver el problema de los 3 Papas?) con sus 5 famosos articulos.


la contradicción entre el “conciliarismo” de Constanza y la doctrina tradicional del Vaticano I sobre el primado papal es bastante obvia. Uno se pregunta si el “sentimiento antirromano” de la teología católica progresista llegará hasta el extremo de querer resucitar la vieja herejía conciliarista o si su tendencia anti-escolástica y anti-intelectualista llegará hasta el extremo irracional de aceptar sin chistar las más evidentes contradicciones.


 Algunos observadores han alertado sobre el surgimiento de una tendencia conciliarista dentro del ala más radical del sector mayoritario de los Padres del Concilio Vaticano II. La Nota Explicativa Previa que el Papa Pablo VI mandó incorporar a la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium tuvo -entre otras- la virtud de reafirmar la doctrina católica sobre el primado del Papa, impidiendo toda interpretación conciliarista de las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre la colegialidad episcopal, uno de sus principales desarrollos doctrinales

Los Santos y la Santa Misa


Aclaramos: estas son meditaciones hechas por los santos que sólo conocieron la Santa Misa Usus Antiquior, estos Santos NO conocieron la Nueva Misa.




Santa Angela de Foligno




Si tan solo pausáramos por un momento para considerar con atención lo que ocurre en este Sacramento, estoy seguro que pensar en el amor de Cristo por nosotros transformaría la frialdad de nuestros corazones en un fuego de amor y gratitud 


 San Agustín de Hipona






Cristo se sostuvo a si mismo en Sus manos cuando dio Su Cuerpo a Sus discípulos diciendo: "Este es mi Cuerpo". Nadie participa de esta Carne sin antes adorarla"

"Reconoce en este pan lo que colgó en la cruz, y en este caliz lo que fluyó de Su costado... todo lo que en muchas y variadas maneras anunciado antemano en los sacrificios del Antiguo Testamento pertenece a este singular sacrificio que se revela en el Nuevo Testamento"




Sermón 3, 2; Circa 410 A.D.


San Juan Eudes 


  
Para ofrecer bien el Santo Sacrificio se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias


San Juan Maria Vianney


  
"Si conociéramos el valor de La Santa Misa nos moriríamos de alegría”.

"Sí supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella".

"Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa".

"La Misa es la devoción de los Santos 


San Francisco de Asís


  
"El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote"


Santa Teresa de Jesús


  
"Sin la Santa Misa, ¿que sería de nosotros? Todos aquí abajo pereceríamos ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio"


San Lorenzo Justino
 
  
"Nunca lengua humana puede enumerar los favores que se correlacionan al Sacrificio de la Misa. El pecador se reconcilia con Dios; el hombre justo se hace aún más recto; los pecados son borrados; los vicios eliminados; la virtud y el mérito crecen, y las estratagemas del demonio son frustradas


San Leonardo de Port Maurice


 
"Oh gente engañada, qué están haciendo? Por qué no se apresuran a las Iglesias a oír tantas Misas como puedan? Por qué no imitan a los ángeles, quienes cuando se celebra una Misa, bajan en escuadrones desde el Paraíso y se estacionan alrededor de nuestros altares en adoración, para interceder por nosotros?"


"Yo creo que sí no existiera la Misa, el mundo ya se hubiera hundido en el abismo, por el peso de su iniquidad. La Misa es el soporte poderoso que lo sostiene ".

“una misa antes de la muerte puede ser más provechosa que muchas después de ella…


San Felipe Neri




Con oraciones pedimos gracia a Dios; en la Santa Misa comprometemos a Dios a que nos las conceda "


San Pedro Julián Eymard



"Sepan, oh Cristianos, que la Misa es el acto de religión más sagrado. No pueden hacer otra cosa para glorificar más a Dios, ni para mayor provecho de su alma, que asistir a Misa devotamente, y tan a menudo como sea posible "


San Francisco Javier Bianchi


  
"Cuando oigan que yo ya no puedo celebrar la Misa, cuéntenme como muerto"


San Buenaventura 


 
"La Santa Misa es una obra de Dios en la que presenta a nuestra vista todo el amor que nos tiene; en cierto modo es la síntesis, la suma de todos los beneficios con que nos ha favorecido".

"Hay en la Santa Misa tantos misterios como gotas de agua en el mar, como átomos de polvo en el aire y como ángeles en el cielo; no sé si jamás ha salido de la mano del Altísimo misterio más profundo."




San Lorenzo de Brindisi



"El Niño Jesús se aparece a San Lorenzo de Brindisi" de Fray Stefano de Carpi (1786) 


Tras de algún tiempo de predicar y reconciliar con la Iglesia a los herejes de Alemania, recibió del emperador la comisión de persuadir a Felipe III de España a que se uniese a la Liga Católica y aprovechó la ocasión para fundar un convento de capuchinos en Madrid. Después, fue enviado a Munich como nuncio de la Santa Sede ante Maximiliano de Baviera, el jefe de la Liga. Desde ahí administró dos provincias de su orden y prosiguió su tarea de pacificación y predicación. En 1618, tras de haber mediado dos veces en las diferencias reales, se retiró al convento de Caserta, con la esperanza de verse libre de todas las distracciones mundanas, por más que siempre había hecho todo lo posible por evitar que sus actividades en los asuntos seculares le apartaran de su vida como religioso. Dios le había concedido una gracia especial para ello y el santo era frecuentemente arrebatado en éxtasis mientras celebraba la misa, de suerte que puede decirse que su vida interior constituía el punto de partida de todas sus actividades exteriores

Tiara Papal de S.S. Benedicto XVI

"Accipe tiaram tribus coronis ornatam, et scias te esse Patrem Principum et Regum, Rectorem Orbis, in terra Vicarium Salvatoris Nostri Jesu Christi, cui est honor et gloria in sæcula sæculorum"


 Encargada por el empresario alemán Dieter Philippi, confeccionada por la firma Liturgix, fue obsequiada a Benedicto XVI al final de la audiencia general del pasado Miércoles, 25 de Mayo del 2011


Capelo Cardenalicio


Tiene su origen en los sombreros de peregrino.
Durante siglos, el uso del galero estaba limitado a los cardenales, como una corona que simbolizaba el título de Príncipe de la Iglesia.
El Papa Inocencio IV fue el primero que impuso el capelo rojo a los cardenales en 1425, en el Primer Concilio de Lyon.








  Cuando moría un cardenal, se colgaba su capelo sobre su tumba, donde permanece hasta que queda reducido a polvo, simbolizando que toda la gloria terrenal es pasajera.



Se dice que cuando cae, el alma del cardenal ha entrado en el cielo.







La Disputa del Santisimo Sacramento


La Disputa del Santisimo Sacramento
Autor: Rafael
Pintura al Fresco
5m x 7m 70cm
1509
(Palacio Apostolico.Vaticano)

La Santisima Trinidad


Dios Padre
reinando sobre la luz dorada del Cielo, retirado, como si su persona resultara inaccesible sin la mediación de Cristo


Dios Hijo Como único intercesor entre Dios y los hombres




Dios Espiritu Santo Rodeado de los Cuatro Evangelios, por Él, inspirados.




Dios Hijo sacramentado
La contemplación del Santisimo Sacramento nos conduce a la lectura del Evangelio y a vivir conforme al Espiritu Santo, lo que nos anima a imitar a Jesucristo, que lleva finalmente al creyente al Padre, situado en el punto más alto posible del cuadro


La Iglesia Triunfante


Cristo, como juez universal, ocupando el centro del cuadro, ocupando una posición preeminente, como guia absoluto de la Iglesia, rodeado por la Santisima Virgen Maria y, en un nivel más bajo, Juan el Bautista, precursor de Cristo.



   En torno a Cristo, 12 figuras, 6 del Antiguo Testamento y 6 del Nuevo Testamento:

  1. San Pedro (primer Papa),
  2. Adán,
  3. San Juan (redactor del Evangelio místico),
  4. el rey David,
  5. San Lorenzo,
  6. Judas Macabeo,
  7. Santiago,
  8. San Esteban (protomártir),
  9. Moisés,
  10. San Mateo (redactor del Evangelio sinóptico basico),
  11. Abraham (el padre de la Fe)
  12. San Pablo (Apóstol de los gentiles).

San Pedro y San Pablo quedan en los extremos del semicírculo, enfrentados, como guardias exteriores de la Iglesia triunfante.