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Fanón

Fanón


Se trata de una especie de pequeña capa que utiliza solamente el Papa y que le cubre los hombros
Consiste de dos piezas de seda blanca ornamentada con franjas estrechas de color rojo y dorado


Luego que el diácono ha vestido al Papa con el usual amito, alba, el cingulo y sub-cinctorium, además de la cruz pectoral, abre el fanon y coloca la parte superior de la pieza, hacia la parte de atrás de la cabeza del Papa.
Ahora viste al Papa con la estola, tunicela, dalmática, y casulla, y luego coloca hacia abajo, la parte del fanon que ha sido colocada sobre la cabeza del pontifice, de manera que queda la pieza frontal sobre la tunicela, dalmática y casulla.
Finalmente arregla el fanon de tal forma que cubre los hombros del papa como un collar

El fanon es mencionado en el viejo Ordinal Romano, consecuentemente su uso en el Siglo VIII puede ser probado
ya a principios del Siglo XII, el fanon sólo podía ser utilizado por el Papa

S.S. San Pio X en la consagracion episcopal
de Monseñor Giacomo Giambattista della Chiesa
(futuro Papa Benedicto XV)

S.S. San Pio X celebrando el Santo Sacrificio de la Misa


Algunos Pontifices revistiendo el Fanón

S.S. Pio XI

S.S. Pio X con la Tiara Papal, el fanón y las quirotecas (guantes liturgicos usados por los Obispos)

S.S. Pablo VI

S.S. Juan Pablo II
La única y última vez que un Papa uso el fanón

¿Tolerancia o Libertad Religiosa?

Un día el cardenal Ottaviani y el cardenal Bea llevaron al Concilio Vaticano II dos fascículos que valían su peso en oro.

Estos dos fascículos delimitaron los campos en la Iglesia:
El del Cardenal Bea, liberal,  es de la Revolución francesa y el otro,
el del Cardenal Ottaviani esta firmemente asentado en la Tradición bimilenaria católica.


Exmmo Rvmmo Alfredo Cardenal Ottaviani
(1890-1979)

En su documento el Cardenal Ottaviani habla de la tolerancia religiosa
Es decir, si hay otras religiones en los Estados católicos, se los tolera, pero no se les concede las mismas libertades que a la Iglesia, del mismo modo que se toleran los pecados y los errores, dado que no se puede expurgar todo. En una sociedad hace falta una cierta tolerancia, pero esto no quiere decir que se apruebe el mal.
Su postura permanecia en comunión con todos los Papas hasta el Concilio: En el folleto del Cardenal Ottaviani hay más páginas de referencia que de texto; referencias a los Papas, a los concilios, a toda la doctrina de la Iglesia. La tolerancia religiosa está realmente en la continuidad de la Tradición. La Fe en la Iglesia fue siempre predicar la verdad y tolerar el error, ya que no puede hacer de otro modo, pero esforzándose en ser misionera, reducir el error y atraer a la verdad.


Cardenal Bea
(1881-1968)

En su documento el Cardenal Bea habla de la libertad religiosa
y se basaba completamente en la Revolución francesa y la Declaración de los derechos del hombre
el cardenal Bea no da referencia alguna en su documento. Él no podía remitirse a ningún Papa, dado que su doctrina es nueva y ésta siempre fue condenada por los Sumos Pontífices


Cuando llegó el momento para el cardenal Ottaviani de presentar su documento a la Comisión central preparatoria del Concilio, documento que no hacía más que retomar la doctrina enseñada siempre por la Iglesia católica, el cardenal Bea se irguió diciendo que se oponía.

El cardenal Ruffini, de Sicilia, intervino para detener ese pequeño escándalo de dos cardenales que se enfrentaban así con violencia ante todos los otros. Pidió referir a la autoridad superior, es decir al Papa que ese día no presidía la sesión. Pero el cardenal Bea dijo, no, quiero que se vote para saber quién está conmigo y quién con el cardenal Ottaviani.

Se procedió, pues, a votar. Los setenta cardenales, los obispos y los cuatro superiores de órdenes religiosas que estaban allí se dividieron más o menos por mitades.

Prácticamente todos los cardenales de origen latino: italianos, españoles y sudamericanos, estaban por el cardenal Ottaviani.
El contrario los cardenales norteamericanos, ingleses, alemanes y franceses estaban por el cardenal Bea.

Así se halló una Iglesia dividida sobre un tema fundamental de su doctrina: La realeza de Nuestro Señor Jesucristo.

Era la última sesión, y uno se podía preguntar lo que iba a acontecer con ese Concilio si ya la mitad de los setenta cardenales eran favorables a la tolerancia religiosa del cardenal Ottaviani y la otra mitad favorable a la libertad religiosa del cardenal Bea que se basaba en la Revolución francesa y la Declaración de los derechos del hombre.

Y bien, en el Concilio también hubo lucha, y hay que reconocer que son los liberales los que se impusieron. ¡Qué escándalo! Así llegó esa nueva religión, que desciende más de la Revolución francesa que de la Tradición católica, ese famoso ecumenismo donde todas las religiones están en pie de igualdad. Ahora Ustedes, pueden comprender la situación actual, esta se deriva de los liberales en el Concilio.

Hubo, sin embargo, oposiciones violentas, pero como el Papa tomó parte prácticamente por la libertad, son los liberales que tomaron los puestos en Roma y los ocupan aún.

Me opuse a esto con Mons. Sigaud, Mons. de Castro Mayer y muchos otros miembros del Concilio. Porque no se puede admitir que Nuestro Señor sea destronado.


La Iglesia está fundada sobre el principio que exige la realeza de Nuestro Señor sobre la tierra del mismo modo que en el Cielo. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el Cielo. ¡Sí, que la voluntad del Señor sea hecha por doquier y no solamente en las familias!. Pero ahora que el liberalismo reina en Roma, aquel que nuestros autores de 1926 calificaban como de el peor enemigo de la Iglesia, asistimos a la demolición de la Iglesia.

La Iglesia no afirmó jamás que se tenía el derecho tanto de estar en el error como en la verdad, que había igual derecho de ser budista que católico. Esto no es posible, o la Religión católica no es más la única verdadera. Es una catástrofe fundamental para la Iglesia. Hemos vivido ese combate en el Concilio y lo vivimos todavía.

Episodio de Canossa

El Emperador que quería mandar sobre la Iglesia.

S.S. San Gregorio VII
[157 sucesor de San Pedro]
1073-1085

Enrique IV (1050-1106)
Emperador del Sacro Imperio Romano Germanico

Se disputa el Poder sobre la Iglesia, desafiando al Papa

El Emperador Enrique IV seguía con los intentos de imponer su autoridad sobre la Iglesia, usurpando el lugar del Papa, nombrando Obispos sin la autoridad pontificia, metiendose y dirigiendo los asuntos internos de la Iglesia sin la autoridad de Roma.
Enrique reunio en Worms un sinodo donde negaba el reconocimiento a Gregorio VII como Pontifice y le invitaba a renunciar al Papado.

S.S. Gregorio VII excomulgó al Emperador Enrique IV
Lo que significaba que liberaba a los súbditos del emperador, del juramento de fidelidad prestado, lo declaraba depuesto de su trono imperial hasta que pidiese perdón, y prohibía a cualquiera reconocerlo como monarca.

Enrique IV se vio en una posicion comprometida, pues seria depuesto como emperador y perderia el trono
decide ir al encuentro del papa y obtener de él la absolución.

S.S. Gregorio VII estaba en Canosa, el castillo inexpugnable de la condesa Matilde amiga y protectora del Papado.

Una mañana, (25 de enero de 1077), un viajero llamaba a las puertas de la fortaleza. Parecía un peregrino. Nevaba, hacía mucho frío; pero él tenía los pies descalzos, la larga melena al aire, y una túnica de lana, ceñida de un cordón, le cubría el cuerpo.
Este hombre suplicante, este peregrino vestido con la hopa de los penitentes, era el mismo Enrique IV.


Esperó hasta mediodía, hasta la tarde, hasta que huyó la luz, sin probar bocado, con los pies sobre el hielo. Al día siguiente, igual. Al tercer día, lo mismo; gimiendo, llorando, solicitando su perdón. AI anochecer, iba ya a retirarse, perdida toda esperanza, cuando se le ocurrió entrar en una ermita cercana. Allí estaban orando la condesa Matilde y Hugo, abad del monasterio de Cluny. «Por favor, interceded por mí», les dijo el penitente.
Ellos se conmovieron, hablaron al Papa, y Gregorio VII se doblegó


Fue una debilidad de su corazón.
Mucho le decía su experiencia de que todo aquello no era más que un fingimiento hipócrita; que Enrique lo único que buscaba era salvar su trono, amenazado por la excomunión; que todas sus promesas, según la expresión de un cronista, se desharían como telarañas, en cuanto traspusiese los Alpes.

Y así fue. Se renovaron las excomuniones, los conciliábulos y las hipocresías, y durante mucho tiempo el hijo del cabrero, el santo Gregorio VII, resistió impávido a los ejércitos imperiales.


[México Anticatólico] Valentín Gómez Farías

La Biografia Oficial lo llama:
°prócer de la Reforma
°ilustre mexicano
°"Padre de la Reforma"
°como consecuencia de su ferviente liberalismo, algunos representantes de la Iglesia le negaron el derecho a ser sepultado en campo santo (aqui veremos que con justa razón)
°sentó las bases de la Reforma con principios liberales

Valentín Gómez Farías

Presidente de México
Abril - Mayo 1833
Junio 1833
Julio - Octubre 1833
Diciembre 1833 - Abril 1834
Diciembre 1846 - Marzo 1847
___________________________

Se arroga el derecho de patronato y de elegir obispos, alegando que el Presidente de México era el sucesor legal del Rey de España.

Dio por suprimidos los votos monásticos y los diezmos.
Decretó la completa exclusión del clero en la enseñanza.

El 24 de Octubre de 1833, decreta la supresión de la Universidad de México, que era la más antigua del Nuevo Mundo.

El 7 de Mayo de 1833 dio la ley que secularizaba y confiscaba las misiones de California, fundadas por el Beato Fray Junípero Serra.

Su actuación nos hace pensar en un cerdo que es soltado en un gran jardín y arranca de raíz todas las plantas y flores que encuentra: destrucción desenfrenada de los frutos del trabajo y sudores del hombre. A esta obra se le llama "Reforma".

Las misiones de California fueron arrebatadas a los franciscanos y entregadas a sacerdotes seculares que ni podian siquiera pedir los diezmos, ni recibir ayuda de los fieles.

Se invito a las religiosas a abandonar sus conventos (sólo una acepto la invitación).

Se privó a los seminarios de sus rentas, para hacer imposible la formación de nuevos sacerdotes.

Se prohibieron las peregrinaciones de los indigenas a sus santuarios predilectos.

Los Obispos presentaron una respetuosa y bien razonada protesta contra la intrusión del gobierno en los asuntos internos de la Iglesia; pero la respuesta de Gómez Farías se redujo a decretar la expulsión de los Obispos de Durango, Linares, Chiapas y Michoacán.

Al ser expulsadas las monjas carmelitas de Orizaba, las mujeres de esa ciudad armaron un motín de protesta, contra Gómez Farías, y en defensa de las religiosas. Lo mismo sucedió en otros lugares y por los mismos motivos.

Durante la Invasión Norteamericana (1846-1847)
Sólo siete de los diecinueve estados que entonces formaban a México contribuyeron con dinero y hombres para la defenza de la Patria.
Y Gómez Farías, en lugar de proveer a Santa Ana de dinero y armas, le envió un ejemplar de la ley que acababa de promulgar; Confiscación de las propiedades de la Iglesia