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Proyecto Vaticano

Proyecto de Hitler para secuestrar a S.S. Pio XII
Hitler ordenó destruir el Vaticano y secuestrar a S.S. Pio XII, en venganza por la ayuda que ofreció el Papa a los judíos.

S.S. Pio XII
(259 Sucesor de San Pedro)
[1939-1958]
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Adolf Hitler
Estadista Alemán
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El escritor e historiador Andea Tornielli desvela en su nueva obra "Pio XII, el Papa de los judíos" (antítesis de "el Papa de Hitler") las destructivas intenciones del líder nacionalsocialista, Adolf Hitler, que ordenó a sus subordinados arrasar a sangre y fuego el Vaticano y secuestrar y confinar al Obispo de Roma y jefe de la Iglesia Católica en algún lugar del Principado de Liechtenstein, donde permanecería retenido como rehén del ejército alemán.

Adolfo Hitler ordenaría en 1943 la destrucción del Vaticano y la deportación del Papa Pio XII como represalia por la presunta ayuda del Pontífice a los judíos y por la oposición de la Iglesia al régimen nazi.

El Führer montaría en cólera tras la firma del armisticio entre el Gobierno Italiano de mariscal Badoglio y Los Aliados el 8 de Septiembre de 1943, y ordenó al cuerpo de élite de la SS arrasar a sangre y fuego la Santa Sede.
El plan no llegó a cumplirse gracias a la firme oposición del oficial que iba a dirigirlo: el Gral Karl Friedrich Otto Wolf, entonces comandante de la SS en Italia, quien logró disuadir a Hitler
Karl Friedrich Otto Wolf no
obedeció a Hitler en el plan contra el Papa
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Pío XII no denunció públicamente a Hitler, pues trató de salvar el mayor número posible de vidas humanas. Gracias a su actitud prudente, la Iglesia, los nuncios, el Vaticano, lograron salvar, como ha calculado el historiador judío Pinchas Lapide, a unos 850 mil judíos de la persecución y de la muerte.

Si el Papa Pio XII hubiese condenado públicamente a Hitler, se ganaría las felicitaciones y el reconocimiento del mundo entero, pero en consecuencia los judíos sufrirían una persecución más encarnizada y violenta.

El Papa estaba a punto de publicar un documento muy duro contra los nazis, contra Hitler, contra la persecución de los judíos. Pero le impresionó profundamente lo que sucedió en Holanda. En aquel país, tras la protesta de los obispos, se agravaron las persecuciones contra los judíos. La prueba de la existencia de este documento viene de muchos testimonios, como el de sor Pasqualina Lehnert, sor Konrada Grabmeier, el padre Robert Leiber e incluso el del cardenal francés Eugène Tisserant. Estos testigos revelaron que el Papa había escrito aquel documento y que decidió quemarlo personalmente en la cocina y esperar hasta que no quedara totalmente destruido. La conmoción que le ocasionó el caso holandés fue tan profunda que prefirió quemarlo a provocar ulteriores daños a los judíos.


Teodoro Cardenal Innitzer, Arzobispo de Viena
dando la bienvenida a Hitler en Austria

El caso de Innitzer es muy interesante, pues en ese año este arzobispo, junto a otro prelados austríacos, había acogido con entusiasmo la llegada de Hitler. Pues bien, Eugenio Pacelli (futuro Pio XII) y Pío XI convocaron urgentemente a Innitzer en Roma. Pacelli fue muy frío y obligó a Innitzer a firmar en su presencia una retractación, que fue publicada en «L'Osservatore Romano». Esto demuestra que tanto Pacelli, como el Papa, que en aquel entonces era Pío XI, rechazaron la posición de la Iglesia austríaca.

 
S.S. Pio XII firma carta de renuncia:


 
El 6 de septiembre de 1943, Pío XII llamó en secreto a los cardenales para comunicarles que el Vaticano podría ser invadido, y que él sería llevado al norte y probablemente asesinado. Los cardenales tenían que prepararse para huir a un país neutral de inmediato, en cuanto se produjese la invasión del territorio del Vaticano

También firmó una carta de renuncia, y la puso en su escritorio. Dio instrucciones a los cardenales para formar un gobierno en el exilio y para elegir un nuevo Papa, una vez que estuvieran a salvo.
Existe una carta escrita a mano por el secretario de Estado ordenando a la Guardia Suiza que no resistiesen a las fuerzas invasoras alemanas con la fuerza de las armas, y numerosos documentos que detallan cómo se iban a proteger la Biblioteca Vaticana y el contenido del museo.

Cuando las tropas alemanas estaban a un paso de Roma, el Papa libero del juramento de fidelidad a sus Cardenales y les ordeno abandonar el Vaticano


 
Espías en el Vaticano:


 
El Papa sólo podía enviar a sacerdotes de confianza y confidentes a través de Roma e Italia, con órdenes verbales y por escrito del Papa de abrir los claustros, permitiendo a hombres y mujeres entrar en los conventos y monasterios católicos, y ordenando que todas las instituciones eclesiásticas ocultasen a los judíos donde pudieran.

Según el afamado historiador británico sir Martín Gilbert, el Vaticano ocultó a miles de judíos literalmente en un día. Una vez ocultos, el Vaticano continuó alimentando y manteniendo a sus "huéspedes" judíos hasta la liberación de Roma, el 4 de junio de 1944.
  
Es importante, además, la revelación que el Papa Pacelli hizo a don Pirro Scavizzi, el capellán que recorrió Europa recogiendo noticias sobre los perseguidos. Pío XII le dijo: «Dígales que el Papa sufre con ellos, sufre con los perseguidos, y que si a veces no alza más la voz es sólo para no provocar daños peores».

S.S. Pio XII fue visto por los nazis como un enemigo, especialmente por su incansable trabajo en favor de los perseguidos. Su acción concreta y eficaz a favor de los judíos salvó, directa e indirectamente, a 850.000 de ellos, según testimonio del investigador israelí Pinchas Lápide.
 

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